"Hemos visto ejemplos en lugares como Singapur y Corea del Sur, donde los gobiernos no han tenido que cerrar todo", dijo Mike Ryan, jefe del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud. "Han sido capaces de tomar decisiones tácticas con respecto a las escuelas, decisiones tácticas con respecto a los movimientos, y han sido capaces de avanzar sin algunas de las medidas draconianas."
Hablando esta semana con periodistas, Ryan dijo que los países que han hecho pruebas para la detección del virus de manera extensa, aislado los casos y puesto los casos sospechosos en cuarentena, como es el caso de Corea del Sur y Singapur, han logrado suprimir la transmisión del virus. El presidente Trump también ha elogiado el manejo de Corea del Sur de la crisis de salud e incluso pidió ayuda al presidente Moon Jae-in, con suministro de equipo médico para combatir el brote en los Estados Unidos.
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha pedido a otros países del mundo que "apliquen las lecciones aprendidas en Corea del Sur y en otros lugares" en sus propias batallas contra el coronavirus. El ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Kang Kyung-wha, hablando con la BBC la semana pasada, dijo que las lecciones clave de su país son, que desarrolló pruebas para el virus incluso antes de que tuviera un número significativo de casos. "A mediados de enero, nuestras autoridades sanitarias rápidamente comisionaron a las instituciones de investigación, el desarrollo de una prueba", dijo Kang. "Y luego compartieron ese resultado con las compañías farmacéuticas, que produjeron el reactivo químico y el equipo necesario para las pruebas". Así que cuando los miembros de una secta religiosa en Daegu comenzaron a enfermarse en febrero, Corea del Sur fue capaz de confirmar rápidamente que era COVID-19.
"Las pruebas son fundamentales" para la respuesta al brote, dijo Kang, "porque conduce a la detección temprana, minimizando la propagación." Y permite a las autoridades sanitarias aislar y tratar rápidamente a los afectados. Hong Kong y Singapur han seguido caminos similares para responder a este brote.
Han utilizado una estrategia agresiva de efectuar pruebas de identificación de casos, no solo para analizar a las personas que están tan enfermas que tienen que ser hospitalizadas, sino también los casos leves e incluso los sospechosos. Han puesto en cuarentena a decenas de miles de personas que podrían haber estado expuestas a casos confirmados.
La gran mayoría de las personas a las que se les ha ordenado ponerse en cuarentena en casa, están perfectamente sanas y nunca se enfermaron, pero las pocas que desarrollan síntomas pueden pasar a niveles superiores de aislamiento en forma rápida. Tedros, de la OMS se refiere a esta técnica como cortar el virus en su propia raíz, básicamente deteniendo la propagación del virus y evitando la transmisión comunitaria.
Hong Kong también reaccionó con una velocidad increíble en los primeros días del brote. El 31 de diciembre de 2019, el Centro de Protección de la Salud de Hong Kong, el departamento de salud de esta ciudad envió una alerta a sus médicos, diciéndoles que estuvieran atentos a los pacientes que presentaban fiebre, enfermedad respiratoria aguda, neumonía y/o dificultad para respirar, y en particular a los pacientes con estos síntomas que habían viajado recientemente a la ciudad china de Wuhan, el epicentro inicial de la pandemia. Antes de esta crisis, una línea ferroviaria de alta velocidad iba directamente desde el centro de Hong Kong a Wuhan (fue cerrada el 30 de enero y no ha funcionado desde entonces). La otra cosa que Corea del Sur, Hong Kong y Singapur tienen en común es que han sido capaces de mantener la mayoría de las fábricas, centros comerciales y restaurantes abiertos. Singapur incluso ha mantenido sus escuelas abiertas en un momento en que las naciones de todo el mundo están cerrando las aulas.
Japón es otro país asiático notable por su respuesta. Aunque Japón tiene más del doble de población que Corea del Sur y tiene fuertes lazos con China, sólo ha registrado una fracción de los casos que tiene Corea del Sur, poco más de 1.000 a partir del jueves. Japón no ha estado haciendo las pruebas de detección tan ampliamente como Corea del Sur, pero parece haber evitado una transmisión comunitaria significativa investigando rápidamente cualquier brote de casos, identificando quién está exactamente infectado y luego monitoreando sus contactos.
A pesar de los éxitos en Asia en la contención de este virus, recientemente varios lugares han visto nuevas oleadas de casos importados de Europa. Esta semana, después de que Singapur viera un repunte de casos entre las personas que habían volado recientemente al país, anunció nuevas restricciones a los viajeros, bloqueando la entrada de todos los visitantes para estadías cortas. "Parte de la razón de las medidas fronterizas más duras, es garantizar que podamos mantener a Singapur lo más seguro posible", escribió esta semana el ministro de educación de Singapur, Ong Ye Kung, en una publicación de Facebook. Dijo que las reglas de entrada altamente restrictivas son "para que las actividades diarias, como ir a trabajar, comer fuera y asistir a la escuela, puedan continuar". Argumentó que los niños están más seguros y productivos en la escuela y que el cierre de las escuelas añade una carga significativa a los trabajadores adultos, incluyendo a los trabajadores de la salud. "Mantener nuestro sistema de salud fuerte es primordial en la lucha contra COVID-19", dijo. "Nuestros guerreros de primera línea tendrán mucha más confianza, si sus hijos están en la escuela, en un ambiente seguro y saludable".
También refutó la idea de que las escuelas podrían ser criaderos del virus, diciendo que hay poca "evidencia que muestre que los jóvenes son vectores o diseminadores del virus. Lo contrario parece ser el caso, siendo los jóvenes los que se infectan por los adultos en casa". (Agencias de salud, tales como el DCD señalan, que a pesar de que los niños a menudo pueden presentar síntomas más leves que los adultos, "todavía queda mucho que aprender sobre la forma cómo la enfermedad impacta a los niños").
Otra cosa que une Hong Kong, Singapur y Corea del Sur es que todos han tenido brotes de coronavirus malos en el pasado. Hong Kong y Singapur fueron duramente golpeados por el SARS en 2003, y Corea del Sur se detuvo durante un brote de MERS en 2015. Sus experiencias con estos brotes pasados pueden haber hecho a los funcionarios más agresivos en responder a COVID-19 y posiblemente hizo que los residentes estuvieran más dispuestos a aceptar medidas intrusivas para contener el virus.
Corea del Sur ha utilizado datos de cámaras de vigilancia, teléfonos celulares y transacciones con tarjetas de crédito para trazar un mapa de las conexiones sociales de casos sospechosos. Hong Kong publica información detallada cada noche sobre cada caso recientemente confirmado. Si bien Hong Kong no da los nombres de los infectados, los funcionarios de salud liberan la edad, el sexo, la dirección de la calle, los síntomas médicos y, a menudo, la ubicación exacta de donde trabaja la persona. Esto permite a otros residentes determinar si podrían haber estado en contacto con la persona infectada. Por ejemplo, a finales de febrero, el departamento de salud anunció que un cocinero de 55 años en un restaurante de KFC en King's Road en el vecindario de North Point había dado positivo. El departamento aseguró a los residentes que el calor del aceite de cocina probablemente mata al coronavirus y que los clientes no se consideraban en riesgo de haber contraído el virus. La rama de comida rápida, sin embargo, se cerró inmediatamente y ha permanecido cerrada. Un letrero en la puerta dijo que la administración iba a limpiar a fondo las instalaciones.
Otro día de febrero, uno de los pacientes recién diagnosticados un hombre de 75 años que vivía en el Bloque 1, Jardín Seaview en Tuen Mun, desarrolló los primeros síntomas el 25 de enero, según un comunicado publicado por el departamento de salud. Hasta que fue aislado en el Hospital Tuen Mun el 18 de febrero, desayunaba cada mañana en el restaurante Hoi Tin Garden ubicado en 5 Sam Shing Street, también en Tuen Mun, excepto el 15 de febrero, cuando por alguna razón no lo hizo. El informe detalla que su esposa, de 83 años, dio positivo el día antes de que él lo hiciera.
El departamento de salud también libera números de matrícula de los taxistas que dan positivo y los números de vuelo de los viajeros infectados llegados recientemente, de nuevo, para que los miembros del público puedan determinar si podrían haber tenido contacto con ellos. En Singapur, la policía trabaja con el Ministerio de Salud para rastrear las conexiones entre los casos y para rastrear las cadenas de transmisión. Singapur también hace públicos los detalles de estas infecciones con la esperanza de que otros residentes que pudieran haber estado en contacto con un caso confirmado, se presenten.
Los esfuerzos agresivos de Hong Kong, Japón, Singapur y Corea del Sur para investigar y aislar todas las posibles infecciones es exactamente lo que la Organización Mundial de la Salud ha estado pidiendo desde enero. Maria Van Kerkhove, de la OMS, reconoció esta semana que para los países que se ocupan de cientos e incluso miles de nuevos casos cada día, "encontrar cada caso" puede ser difícil. "Entendemos que esto es abrumador", dijo Van Kerkhove el miércoles. "Pero es muy importante que tomemos los ejemplos de todos estos países, miremos lo que hicieron bien en lo que se refiere a la epidemiología en su país y aprendamos de ellos".
Traducción de artículo aparecido en NPR- Goats and soda: stories of life in a changing world. Escrito por Jason Beauvien el 26 de Marzo de 2020.